Sobran las presentaciones para esta obra tan famosa de manga y anime: One Piece. Por fin, Netflix da con la tecla y crea una serie digna de sus otras versiones. Las expectativas no estaban muy altas. De hecho, yo misma llegué a desconfiar del producto. Pero la plataforma de streaming me ha “callado” la boca. ¡Y de qué manera! Os cuento.

one piece

Viendo la estela de malísimas adaptaciones de animes conocidos como Death Note (os recomiendo leer mi crítica), Dragon Ball Evolution o el desastre que han sido Los Caballeros del Zodíaco, el listón no podía estar más bajo. Aun así, Netflix parece que se ha tomado en serio el producto. Ha contado con la ayuda de su propio autor, Eiichiro Oda para dar forma a las ideas, censurar y asesorar en lo referente a su “hijo”. Y esto se nota a la legua. Se ha mimado el producto y se ha buscado la esencia de esta serie tan mítica.

Sinceramente, no soy fan de One Piece. Respeto el trabajo de Oda, pero nunca me ha gustado su dibujo y no soy muy fan de las historias de piratas. A eso le añadimos un anime/manga casi imposible de seguir, por la gran cantidad de material que tiene. Así que nunca me llamó la atención. Intente darle una oportunidad, pero no pasé de los primeros arcos.

Dicho lo anterior, no es una obra que me “chifle», pero gracias al buen hacer de este live action, hasta me planteo continuarla.  Me ha picado muchísimo el gusanillo. Así que os hablaré más desde el punto de vista de su calidad como serie, y no tanto como adaptación.

En 8 capítulos de una hora, Netflix ha sabido transmitirme eso que me faltaba en el anime. Creo que es porque todo está más condensado, da la sensación de ser un poco más oscura y madura que la original. El caso es que me ha convencido para seguir a Luffy y compañía.

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 Las caracterizaciones y vestuarios son espectaculares. Los efectos podrían ser algo mejores, pero están a la altura. Los planos gran angular u “ojo de pez” transmiten más profundidad en los escenarios y nos da la sensación de estar inmersos en plena batalla. Además hay pequeños guiños a las viñetas del manga. Otra cualidad de este live action es que he podido empatizar más con sus personajes. Parecen más reales, tanto que incluso he llegado a emocionarme en más de una ocasión.

Los combates están perfectamente coreografiados, la danza de espadas, puñetazos y saltos son una maravilla visual. Y la banda sonora es espectacular en todos los sentidos. Cada personaje cuenta con una melodía única, como por ejemplo, Mihawk. Además, incluye el primer opening en alguna que otra escena, como guiño a los seguidores del anime.

Si tuviera que sacarle algún defecto como serie y no, como adaptación. Sería que a veces a los efectos especiales se les ven las costuras. Se nota mucho croma que podría haberse evitado grabando en lugares determinados. Y otro defecto, en este caso en la versión en castellano, es el  doblaje de Sanji.

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Creo que todo el mundo se ha hecho eco de esta polémica. Quiero reivindicar que el acento canario no es un problema. Le da chispa al personaje y le queda genial. El problema principal es que Taz Skylar (Sanji) no es actor de doblaje. No sabe hacer un doblaje: no vocaliza, no proyecta la voz y  por desgracia, no se le entiende. No ha sido capaz de transmitir lo que él mismo ha hecho con gran acierto como actor. El trabajo de doblaje debería de ser para los profesionales de este sector. No es lo mismo ser actor de cuerpo, que actor de voz. Son profesiones que requieren de diferentes destrezas. Es una pena, porque la serie en español habría sido brillante si no llega a ser por este detalle.

 Premio la iniciativa de Skylar, pero el resultado es bastante mejorable. Ser canario no es una excusa para no vocalizar. Como curiosidad, Fernando Cabrera (Voz de Sheldon Cooper) es de Santa Cruz de Tenerife y es un actor de doblaje espectacular. Os reto a ver si sois capaces de detectar su acento.

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Dejando de lado las polémicas, creo que el Live Action de One Piece ha sido una gran aportación a la comunidad fan del manga/anime.

 En primer lugar, porque es una puerta de entrada para la gente que no se atrevía a zambullirse en el universo de One Piece (como es mi caso). Esta obra puede haberles picado la curiosidad y querer seguirla.

Y en segundo lugar, han dado a conocer un producto a un público neófito, que nunca ha visto anime. Quién sabe si a raíz de esta obra, nacen más adeptos y hay un crecimiento exponencial en la comunidad. No solo de One Piece, sino del amplio mundo del manga y el anime.

Sea como sea, este live actión ha superado con creces las expectativas. Este éxito puede dar pie a nuevas adaptaciones más cuidadas y que merezca la pena visionar. Ahora sí, Netflix.